martes, diciembre 19, 2006

The Great Gatsby


"es invariablemente triste mirar a través de nuevos ojos las cosas a las que uno ha extendido su capacidad de adaptación"





Gran frase, que dio lugar a largas meditaciones sobre si realmente me pasó eso alguna vez, sobre qué fue a lo q me habré adaptado, por comodiad quizás, por inocencia, por dureza o por lo que fuere... solo estoy seguro de que la adaptación nos vuelve rutinarios, débiles, nos aparte de una situación propensa al cambio, nos vegetaliza... no seamos necios, y ante todo, no seamos conformistas







snm!

martes, diciembre 12, 2006

Segunda Parte

Lupus, viejo amigo...
¡Ay! Si todo ese amor hubiese sido cierto... todas esas visiones... ¡Cómo nos gustaban esas naves! ¡Cómo nos gustaban!
Aseguraste que mi estrella se volvería un lugar inhabitable. Hiciste todo por desengañarme, pero tu lengua es una vieja amiga mía. Me dijo más.
Recuerdo una noche en el Gran Restaurant de la Naturaleza. Una noche de Tierra llena en la luna. Aquella cuando mi cuerpo para vos cruzó la línea y murió a carcajada limpia. Una noche más donde mi Padre en los Cielos se merendó a tu Padre en los Cielos y 'el cordero fue lobo del lobo'.
Querido Lupus, Caballero Magistral, no es que vos me gustes, no me gusta tu trabajo. ¡Un coloso goloso cometiendo brujerías de bebito!
La violencia que añorás regresará en cuanto el nuevo Satán encuentre pareja.. y será, quizá, la última pulsión de esta vida.
Es fácil reconocer en vos los cromosomas del éxito, pero conmigo se da una rara paradoja: Pienso para mí, ¡bah! si el oficio de Dios es perdonar. Y me coloco mi virgo de descarne. O sea, si sobrevivo, ya no soy ni un cordero. Y así me veo, más de una vez, amargado como el culo de un pepino, envidiando el quilombete que vos estelarizás. No quisiera que sufrieras mi pasión ni por una sola noche.
PD: Dame pan y dime tonto.
Hasta pronto, querido amigo.
Perdido por perdido.
Rulo el cordero.
snm!

Primera Parte

En el principio fue la compasión y el principio es la mitad de todo. A partir de entonces ciertas mentiras me dieron vergüenza.
Sucedió así: Una gloria mucosa cayó del cielo y allí donde cayó se alzaron la carne del lobo y la del gemelo enrulado con hechuras de cosa humana.
Sobre esta tierra mansa reinó, entonces el germen verdadero de la muerte con la dulce sangre en sus fauces.
Desde ese momento el nuevo diablo fue seductor sólo para la inocencia y vistió la piel de lobo diciendo:
Corderito, soy el miedo que te muerde cuando la muerte baila sobre tus cuadriles perfumados, cuando olfatea tu carne tibia de fetiche, de ídolo adorado que no besó la cola del primer Satán, porque nunca dejó de recordar que el sufrido viejo también fue un ángel.
Corderito... no es bueno mantener al lobo hambriento (terminás con el corazón en la boca, te lo digo yo, ji-ji).
Vos, corderito, multiplicaste la crueldad durante milenios. No tuviste compasión. No hiciste uso del movimiento del alma que nos hace sensibles al mal que padecen los demás.
Querido corderito... a partir de ahora perderás tu inocencia, pero no temas, la pérdida de la inocencia traerá belleza a tus ojos. Recién ahora podrás mirar la naturaleza con melancolía.
Este lobo hechicero que soy, subirá al cielo consumido por tus palabras. Te dejaré las sobras, y aunque es verdad que hay un mundo en ellas, ascenderé con la esperanza de que no te pruebes la piel que yo gasté. Porque... querido corderito... ¡aquí es el más allá!.
PD: El próximo diluvio te vuelvo a ver.
Siempre tuyo,
Lupus el lobo
snm!

martes, diciembre 05, 2006

ALgo EMbotellada

La calle donde siempre es de día

esa es la que camino yo

buscando respuestas a mi vida

buscando una solución

Nunca la abandonan

rodando en todos los sentidos

conecta nuestra pobre ciudad

con el mundo exterior

El sol la ilumina de día

los faros la alumbran x la noche

sus parques llenos de niños

sus fábricas, de producción

allí me van a encontrar

cuando no me vean ni conteste

buscando respuestas a mi vida

buscando una solución

snm!

martes, noviembre 14, 2006

algo que sale cuando uno menos lo planea

Tus zapatos siguen llenos de lluvía... Por más que los sacudas se empeñan en empaparse y, ¿sabes qué? No es fácil caminar con los pies mojados. En el fondo, seguimos siendo los mismos que caminan bajo la lluvia cuando nadie los ve. Pero luego siempre quedan las pisadas. Aunque intentes limpiarte la suela tantas veces al franquear la puerta. Seguirás leyendo "Bienvenida" al quitar los pies. Seguirás dejando tus pisadas como siempre has hecho. ¿O es acaso que aún no aprendí a borrar tu rastro?
No hace falta que toques el timbre, ya hace tiempo que tenes la llave. No es tu culpa que un día quisiera dártela y ahora no sepa pedírtela de vuelta. Quizá algún día cambie esa vieja cerradura. Creo que sólo se abre bien de madrugada, en un horario más propio de ladrones. Tienes el piso libre y mi habitación prestada. Yo sigo de alquiler, bajo fianza de un corazón robado.
La luz de la entrada está encendida para evitar tropiezos. Creo que ya hemos tenido suficientes. Al final del pasillo está el salón. Si quieres deja los zapatos fuera. Allí ya habrá dejado de llover. Aún recuerdo cuánto te gusta el aroma de la tierra húmeda, observar las flores mojadas bajo el halo del rocío. Mirar la luna entre las nubes y soñar que las estrellas esta noche están algo más cerca. ¿Aún sigues creyendo que podemos alcanzarlas?
Cuando vuelvas a entrar, ya sabes donde está la habitación. Sigue el pasillo corto con paredes estrechas. Hoy es tu habitación. Puedes dormir en ella. Te presto el hueco en mi cama, a mí ya sólo me ayuda a dar miles de vueltas. También puedes quedarte mi almohada, por si esta noche aún tienes sueño. Tal vez logres encontrar enredado en ella alguno de los sueños que conservas. Creo que yo ya empiezo a agotar los míos...
Ahí tienes atrapados todos los abrazos que me faltan. Quizás alguno más de los que a veces necesitas. Ya no sé calcular el número exacto que mereces. Ya me olvidé de hacerlo y ni siquiera sé cuando fue la última vez que lo intentamos... Ya no sé cómo se cuentan los sueños que aún nos quedan... Aunque si se agotaron todos, al menos ya se habrán secado tus zapatos...

snm!

jueves, noviembre 02, 2006

Una peculiar filosofía de vida, el fracaso

Hay satisfacción en el no poder, aunque no lo parezca, aunque lógicamente pueda resultar contradictorio.
Es una militancia narcisista la del fracaso y el dolor como verdad del mundo, la de la imposibilidad, la carencia, la marginalidad, el endiosamiento del caído y su desgracia. Actúa sordamente en la profundidad de nuestras personalidades, en algunas más y en otras menos, como una estrategia de frustración meritoria. Es un estado de gracia, esa vida que se desperdicia, al punto de que, en muchos casos (no todos), se prefiera realizar el gesto de rechazo del camino mundano de la felicidad posible para volver a afirmar una vez más el valor profundo de la frustración y de la pobreza.
El fracaso es una modalidad social emparentada con religiones que han construido una estructura de sentido basada en el rechazo de la sensualidad, del cuerpo y de la vida real. De esta forma, se ha preferido fabricar formatos de inmolación de fácil acceso, automática, cotidiana, a veces mínima, formas accesibles para esquivar el trabajo de ser y resultar así influido por una variante moderna y progresista de la santidad.
El fracaso es una norma, una ética, un manual de actitudes pasivas para contrarrestar el crecimiento de las acciones que inevitablemente surgen del deseo afirmado y querido. El fracaso es una orientación, un sentido para la vida, un orden, un cobijo, una manera de hacerse un lugar en medio de otros a los que no se inquieta con los deseos propios en movimiento. El fracaso arma una cofradía, una hermandad en la decepción, gran aglutinante, cemento de quietudes conjugadas que destilan la droga del resentimiento y se la aplican en forma recíproca. El fracaso es una forma de postergarse hasta la perturbación y de disfrutar del ilimitado campo de lo que pudo haber sido pero no fue, frente al cual todos somos poco, todo logro es un detalle -todo amor realizado una similitud del amor imaginado y potencial, del amor lindo de las relaciones fracasadas-, dado el tamaño de un deseo que no necesitó nunca probarse para dar lugar a un sentido. Sentido de nada, pero sentido grande, inmenso, cielo encapotado para una muerte en vida que suena a demostración de soberanía y voluntad de no transar.
El fracaso es un juego comunitario, el desafío a toda propuesta activa a mostrar su ambición con la esperanza de poder neutralizarla. El fracaso es un modo de ofrecerse en el altar de la historia, de decirles a nuestros mayores que tenían razón, que se queden tranquilos, que si ellos no lo lograron tampoco nosotros lo lograremos, que su límite era inexpugnable y que prolongaremos con nuestra incapacidad la que ellos cultivaron y padecieron. Porque la incapacidad se cultiva, se talla, esmeradamente, con paciencia, trocito a trocito, para no resaltar ni mostrarnos demasiado poderosos, felices, solventes. Para evitar ese atrevimiento de buscar y acceder al logro: ¿cómo, destacándose en un universo de estropeados, quién te creés que sos, vos, justo vos, para avanzar como si fuera posible hacerlo, para creerte valioso y capaz, para querer vivir más de lo que otros pueden o quieren vivir?
Nuestra moral de rechazo al éxito, por considerarlo superficial, frívolo, egoísta, inválido, es el fondo sobre el cual sacrificamos mil posibilidades.
Si queremos cambiar la historia, desarrollar el país, aprovechar la coyuntura actual, promover la maduración sin la cual todo crecimiento es sólo un impulso de existencia limitada, tenemos que trabajar en este trasfondo moral equívoco, desactivar el mecanismo que, sin que nos demos cuenta, nos convoca a la idolatría del desengaño.
¿Es posible? Claro que lo es, sobre todo si en vez de apuntar a la solución final, a la eliminación de todo lo problemático, entendemos y aceptamos que todo logro es parcial, y que dentro de ese universo de parcialidades hay, sin embargo, mucho por ganar.

Nunca es igual

Parece que no hay mal que resista mucho sueño y ayuno
nos dicen que hagamos otras cosas
y especialmente
que nos miremos ciertos líquidos
periódicamente
asiduamente
pero yo no conozco mal que resista
a veinte horas de sueño y un prudente ayuno
ayuno quiere decir
por ejemplo
tomar gazpacho y ajo blanco
y en invierno guisos con abundante tocino, y pan
y darse cuenta de que no siempre
que una piensa que se va a morir y que esta hecho polvo
se muere uno
y entonces si tenemos miedo
no evitamos el dolor
pero encima lo anticipamos, quiero decir...
para seguir viviendo, a veces,
con tal de estar sanos, vamos a hacernos chequeos
nos preocupamos por que nos ha salido una mancha...
un dolor, nuestra meta es vivir largo tiempo
y claro
en el fondo no pretendemos vivir largo tiempo
pretendemos vivir a secas, pretendemos vivir
si uno intenta vivir largo tiempo el día a día
se puede envenenar bastante
pero si uno no intenta cuidarse tampoco es buen plan
uno confunde la valentía con la temeridad
se granjea grandes cantidades de dolor
de modo que es muy delicado
cuentan de Alejandro que una vez
se metió en un río tumultuoso de la India
todo con barro
persiguiendo al ejercito que peleaba con el
y que cuando iban en mitad
los caballos perdieron pie
aquellas aguas estaban heladas
y se volvió a sus compañeros y les dijo
"me cago en la leche
os dais cuenta las cosas que tengo que hacer para que me tengáis respeto?"
eso pasa poco ahora, eso pasa poco ahora
Respeto, respeto, respeto...

martes, octubre 17, 2006

Algunos puntos sobre la muerte

¿Aceptar la muerte es darle una esencia especial a la vida, quererla, apreciarla al punto de ver su terrible verdad, dibujar la línea que distingue los hechos importantes de los otros, o hacerlo es más bien echarse encima un peso intolerable, una sombría conciencia que entorpece todo movimiento, restarle a las cosas la esencia que les viene de esa pretendida eternidad? ¿O en realidad la muerte no es nunca aceptable, porque aunque se lo intente no se alcanza nunca su comprensión, porque los hechos fundamentales de la vida no son material de una comprensión sino de una experiencia, y esa experiencia además no se maneja, no se decide, no se inventa, sino que se realiza casi sin saber, o apenas sabiendo una versión que intenta justificar lo que no se ha comprendido jamás? ¿O lo que impide aceptarla es que aceptarla es recibirla, hacerle lugar en el propio cuerpo, dejar de evitarla y comenzar incluso a reclamarla?

¿O es mejor ser rebelde frente a ella, hacerse el héroe, resistirse, porque esa fanfarroneada de imposible éxito nos da un brillo de estatuas, una mirada de cretinos que desconocen y por eso pueden vivir? ¿Pero acaso vivir es hacer fuerza, insistir en estar, empecinarse, hacer énfasis en sí mismo, o vivir es entregarse a todo, realizar la muerte al concretar los momentos y los gestos que dan forma a la vida y eliminan las posibilidades infinitas? ¿Hay distintos fenómenos reunidos en la palabra muerte, siendo algunas muertes una renuncia, una llegada, un reposo, un logro, una actuación, una sorpresa, una dulzura reconciliante, una tranquilidad nunca conocida, un deseo de hundirse en un estado imaginario, receptor, reciclante?

¿Es posible, es pensable, es “sentible”, una muerte que no se presente como terror sino como horizonte o como qué, de qué forma debe enfrentarse, imaginarse, solucionarse, qué términos convienen para intentar manejarla, la muerte de uno, la de los otros, la de todos? ¿Es un final inevitable, es un vacío que llena, una amenaza, un deseo, la única certeza, una cancelación repentina, una fuga hacia la nada, un bloqueo, un vuelo desenfrenado, un ritual inevitable, una ola que estalla y relame la arena, qué arena, qué playa, de qué futuro, para qué?