martes, diciembre 12, 2006

Segunda Parte

Lupus, viejo amigo...
¡Ay! Si todo ese amor hubiese sido cierto... todas esas visiones... ¡Cómo nos gustaban esas naves! ¡Cómo nos gustaban!
Aseguraste que mi estrella se volvería un lugar inhabitable. Hiciste todo por desengañarme, pero tu lengua es una vieja amiga mía. Me dijo más.
Recuerdo una noche en el Gran Restaurant de la Naturaleza. Una noche de Tierra llena en la luna. Aquella cuando mi cuerpo para vos cruzó la línea y murió a carcajada limpia. Una noche más donde mi Padre en los Cielos se merendó a tu Padre en los Cielos y 'el cordero fue lobo del lobo'.
Querido Lupus, Caballero Magistral, no es que vos me gustes, no me gusta tu trabajo. ¡Un coloso goloso cometiendo brujerías de bebito!
La violencia que añorás regresará en cuanto el nuevo Satán encuentre pareja.. y será, quizá, la última pulsión de esta vida.
Es fácil reconocer en vos los cromosomas del éxito, pero conmigo se da una rara paradoja: Pienso para mí, ¡bah! si el oficio de Dios es perdonar. Y me coloco mi virgo de descarne. O sea, si sobrevivo, ya no soy ni un cordero. Y así me veo, más de una vez, amargado como el culo de un pepino, envidiando el quilombete que vos estelarizás. No quisiera que sufrieras mi pasión ni por una sola noche.
PD: Dame pan y dime tonto.
Hasta pronto, querido amigo.
Perdido por perdido.
Rulo el cordero.
snm!

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